Llegó la temporada de mango y, con ella, muchas cosas ricas por hacer.
Aunque no es endémica de Ámerica, es difícil no asociar esta deliciosa fruta con nuestra tradición panameña ya que cada año, al empezar las lluvias, es inevitable encontrarse con árboles abarrotados o hasta calles interioranas cubiertas de tanto mango que llegan a perderse sin ser aprovechados.
En mis memorias de niño, no recuerdo jamas haber comprado o haber visto a mi madre comprar un mango; siempre estaban los del patio de mis abuela, los de la casa del vecino, los del palo que crece al lado de río, o de la comadre que mandó la encomienda desde el interior. En fin, esta fruta es tan prevalente y abundante en Panamá, que pareciera que hubiera originado aquí.
El mango llegó desde muy lejos, de India para ser exacto, haciendo una parada técnica en el Caribe antes de verse por primera vez en Panamá para comienzos del siglo XIX. El cuento (según investigaciones realizadas por el historiador Alfredo Castillero Calvo) es que fue un italiano residente en la ciudad de Panamá quien primero sembró mangos traídos desde Jamaica y que ya para 1804 tenía 300 árboles. Increíble que en escasos 200 años está fruta se propagase de manera tal, que pareciera haberse originado aquí mismo.
Temporada de mango

Domingo De Obaldia
En cuanto a gastronomía panameña se refiere, el pais está pasando por un gran momento. No solo me refiero a la reciente racha de premiaciones y reconocimientos, tanto nacionales como internacionales, que han recibido varios cocineros y restaurantes del patio, ni a la explosión de creatividad culinaria que hemos vivido en estos últimos años. Me refiero a la buena noticia de que estamos buscando volver a nuestras raíces, a consumir lo nuestro y llevarlo por delante con orgullo. Y es que nuestra cocina panameña es un verdadero crisol de sabores, aquel que nos da la fortuna de crecer en un ambiente en el cual es completamente normal que para el desayuno, te puedas comer un par de siumai en el chinito de la esquina, y luego almorzar un pescado frito y arroz con coco y cenar un buen plato de mondongo con patacones. Tan solo en estos tres platos hay cuatro influencias gastronómicas aportando sabor, historias e idiosincrasia a nuestra identidad alimentaria. Cuatro influencias que quisiera por este medio crear un espacio en donde dar protagonismo a todo lo que caracteriza la gastronomía panameña; una ventana hacia nuestros ingredientes, tradiciones, personajes y folklore relacionado con la comida. Acompáñame en este recorrido por los sabores istmeños y seamos juntos parte de este rescate cultural que propone presentar la cocina tradicional panameña con su voz propia: la gastronomía es cultura.
Más de Domingo De Obaldia
Raspadura, miel de caña y guarapo
- 4509 vistas
- 7
- comentarios

Gastronomía e identidad cultural
- 2345 vistas
- 1
- comentarios

Una breve historia del café
- 3786 vistas
- 1
- comentarios

Comentarios Recientes