Supe desde el principio que con este ceviche de langostinos culminaría el reto #QueridaJulia. Les cuento por qué.
Este ceviche tiene sabor a memoria, específicamente a Navidad.
El 24 de diciembre, lo primero que llegaba a la casa era el ceviche que mi abuela traía en la tarde, antes de la fiesta; supongo que no quería llegar con él en la noche y correr el riesgo de mancharse o de que se derramara en el transporte y quedar olorosa a ceviche. #QueridaJulia era medio vanidosa; siempre estaba elegantísima con cabellera blanca bien puesta, con sus prendas y bien vestida, y siempre, siempre olía rico.

#QueridaJulia

#QueridaJulia y Pepito. Ella siempre lo miraba así… con amor.

Mi mamá, #QueridaJulia y Mario, mi hermano.

Esta es mi foto favorita de #QueridaJulia… ella de viaje, FELIZ.

#QueridaJulia en su lugar favorito, su hamaca en su rancho en Coronado.

En el 2013 con Valeria, mi hija mayor.

#QueridaJulia con mi sobrina Alexa.

Con el ceviche llegaban los regalos, dos para mí y dos para mi hermano Mario. Podíamos abrir uno, el único regalo que mis papás nos dejaban abrir antes del 25. Mi abuela tenía la costumbre de regalarnos las pijamas para recibir al Niño Dios.
Cuando mi abuela se iba, yo corría a la cocina a “probar” el ceviche; el comentario era siempre el mismo: “este está mejor que el del año pasado”. Si les cuento que hubo un año en que quedó picantísimo, que solo los valientes lo pudieron comer, y hubo otro año en que quedó bajo de sal, no siempre perfecto, pero siempre hecho con amor.
El ceviche mi mamá lo colocaba en una cevichera que solo sale de su caja para ocasiones especiales. Recuerdo ir con mi papá a Marguerité en Marbella a comprar la famosa cevichera de cristal. Se la regalamos a mi mamá un Día de la Madre para que, casualmente ella, sirviera el ceviche de #QueridaJulia en Navidad. Este ceviche de langostinos se come con canastitas, galletas o en unas conchas  que eran de mi bisabuelo Papai.

Mi hermano Mario y yo con Papai y Abuelita, mis bisabuelos, los papas de Pepito, el esposo de #QueridaJulia

Por culpa de Alzhéimer, mi mamá se quedó con la receta y es la que ahora prepara el ceviche, y sabe al de mi abuela, al de siempre… sabe a memoria.
Hoy cierro un ciclo, termina  el reto, y ya yo me despedí de ustedes en el post del 29 de septiembre. Las 39  recetas y los 39 cuentos están en www.alamesa.pa bajo #QueridaJulia.
Mañana es 24 de diciembre, víspera de Navidad y del día que #QueridaJulia decidió  descansar en paz, y por cosas del destino la cena de Navidad se volverá a celebrar en casa de mis papás; así que allí estaré parada en la misma esquina donde se coloca la cevichera desde 1985, comiendo ceviche de langostinos, celebrando la Navidad, añorando las de antes, pero disfrutando el momento y atesorando las memorias que se hacen hoy, que serán los recuerdos de mis hijas y mi sobrina.
El 29 de septiembre, cuando me despedí del blog, adelantadísima, por eso de que no me gustan las despedidas, les conté que me han preguntado qué va a pasar cuando se acaben las recetas, y yo siempre contesto: “bueno… se acabaron”, y así será, las de mi recetario se acabaron… pero, ¿recuerdan cómo empieza esta historia?
“El apartamento de mi abuelos se cerró hace nueve meses, después de que Pepito decidió montarse en el tren al más allá para reunirse con Julia, que había muerto nueve meses antes. En la cocina quedaron dos recetarios, uno se lo llevó mi hermano Mario; el otro me lo quedé yo”.
Mario… ¿Será que hacemos las recetas  de tu recetario?

Pepito y Julia con sus drinks de las 5 de la tarde.

Receta 1: Ceviche de langostinos